top of page

El vampiro sin desayuno

Cuando el vampiro salió de clase, se dio cuenta de que su madre se había olvidado de ponerle el desayuno en la fiambrera, así que tendría que ingenierselas para no pasar hambre.


Miró a su alrededor y vio a niños y niñas corriendo por todas partes. Pienso que podría chupar la sangre de algún niño, solo un poquito, justo para poder pasar esa mañana.


Normalmente cazaba de noche, pero empezó a pasearse por el patio tranquilamente. Vio a los niños que jugaban al fútbol. Éstos se movían demasiado y era todo demasiado obvio.


También estaban las niñas que hablaban en las gradas sentadas. Demasiada gente mirando, seguro que era una mala idea.


Por último, yendo hacia los baños, vió a tres chicos solitarios que estaban jugando al juego de cartas de rol más popular del momento.


Estaban en el pasillo que conducía a la sala polivalente que se usaba normalmente para la clase de educación física.


Era un pasillo oscuro y solitario.


El vampiro se acercó sigilosamente y se colocó tras uno de los chicos. Estaban tan absortos en el juego que ni lo sintieron.


Se acercó por atrás, clavó sus colmillos en el collado de uno de los niños y chupó un poco de sangre —la justa— y se fue como si nada mientras se limpiaba los labios.


De los niños que jugaban a cartas, no parece que nadie se diera cuenta de nada.

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page